Ya en la era neolítica, el empleo de la arcilla estaba
bastante extendido en Corea. Durante el período de los Tres Reinos de Corea la alfarería experimentó un gran
impulso, sobre todo en el reino de Silla, donde se utilizaba una llama desoxidante que le
confería a la cerámica un color azul característico, y luego se decoraba la
superficie con distintos diseños geométricos.
La porcelana blanca se comenzó a
fabricar en el siglo XV y en poco tiempo llegó a ser aún más preciado que los
artículos de alfarería bañados en celadón. Por lo general, la porcelana se
pintaba o era decorada con diseños en cobre. Durante los ataques japoneses
entre 1592 y 1598, casi todos los hornos de Corea destinados a la fabricación
de porcelana fueron destruidos, a la vez que cientos de artesanías fueron
llevadas a Japón, lo que motivó el florecimiento de la alfarería
japonesa.
A finales del siglo XVII las piezas de
porcelana blanca adornadas con detalles de color azul cobalto alcanzaron gran
popularidad. La producción de cerámica disminuyó hacia finales del siglo XIX,
cuando Japón extendió poco a poco su hegemonía sobre la península coreana.
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